Propiocepcion. Fisiologia
ASPECTOS SOMATO-SENSORIALES DEL MOVIMIENTO. CONSIDERACIONES PARA LA PREVENCIÓN Y REHABILITACIÓN DE LESIONES
PARTE 1. FUNDAMENTOS FISIOLÓGICOS.
Owen Anderson, en una reciente revisión publicada en Sports Injury Bulletin (2002), analiza la incidencia del entrenamiento propioceptivo sobre la disminución del número de lesiones. Recopila los aspectos somato-sensoriales descritos por Lephart y col. (1998), donde a partir de las terminaciones nerviosas cutáneas, óseas, músculo-tendinosas y articulares se puede detectar el contacto, la presión, el dolor, así como el movimiento y la posición de una articulación.
Antes de adentrarnos en los mecanismos que permiten prevenir o recuperar una lesión deportiva, realizaremos una introducción sobre los mecanismos fisiológicos responsables de nuestras habilidades motoras.
El sistema nervioso central (SNC), además de los recursos ofrecidos por el sistema visual y vestibular, recibe en todo momento información sobre los cambios que se producen en el organismo y en su entorno gracias a unos receptores situados en todo el cuerpo que configuran el sistema somato-sensorial (Lephart y col., 1998). Estos cambios percibidos por los receptores son registrados por unas fibras nerviosas sensoriales (neuronas sensoriales) que se encargan de transmitirlos al sistema nervioso central. El SNC, constituido por el cerebro y la médula espinal, responde frente a estos estímulos de 2 maneras:
1) produciendo un movimiento generado por fibras nerviosas motoras (motoneuronas) ó,
2) liberando alguna hormona del sistema endocrino. El cuerpo humano tiene varias glándulas endocrinas encargadas de producir y secretar, a la sangre y a los líquidos intersticiales, unas sustancias químicas denominadas hormonas que, transportadas por el organismo, ayudan a la regulación de funciones cardiocirculatorias y metabólicas.
De toda esta información, nos centraremos en la proporcionada por aquellos receptores responsables de la información relacionada con los cambios de posición y con las alteraciones bioquímicas musculares. Esto supone desarrollar las características más relevantes de los propioceptores, de los receptores bioquímicos musculares y de los reflejos neurales.
PROPIOCEPTORES
Los propioceptores son responsables de la recopilación de información acerca de los cambios de posición y de la velocidad angular de una articulación. Durante la práctica deportiva se producen infinidad de cambios de dirección y de posición que solicitarán los mecanismos propioceptores del deportista. Estos propioceptores se encuentran en las articulaciones y alrededor de las mismas.
Existen 3 tipos principales: las terminaciones nerviosas libres, los receptores de Golgi y los corpúsculos de Pacini (Powers y Howley, 2001).
- Terminaciones nerviosas libres, son las más abundantes y sensibles a la presión y al tacto. Son fuertemente estimuladas al inicio del movimiento para posteriormente adaptarse y transmitir una señal homogénea hasta que finaliza el mismo.
- Los receptores tipo Golgi, que no deben confundirse con los receptores órganos tendinosos de Golgi, se encuentran en los ligamentos que rodean a las articulaciones. No son tan abundantes como los anteriores pero funcionan de forma similar.
- Los corpúsculos de Pacini, se encuentran en los tejidos que rodean a la articulación y se adaptan rápidamente con el inicio del movimiento, siendo de gran ayuda a la hora de establecer el grado de rotación articular.
Todos ellos trabajan en colaboración con el objetivo de ayudar al cuerpo a reconocer la orientación y el movimiento de sus diferentes segmentos. Es de sobra conocido que las habilidades se adquieren relacionadas con la madurez del sistema nervioso central. El esquema del cuerpo incluye la percepción de los propios movimientos, la percepción del propio entorno, el conocimiento de la propia capacidad de movimiento, así como experiencias sensoriales que se encuentren relacionadas. Los propioceptores ofrecen un reconocimiento kinestésico (percepción del movimiento a partir de la posición y amplitud de movimiento de una articulación) que resultará clave para el desarrollo de las habilidades motoras (Ahonen y col., 2001).
Otros autores (revisados por Lephart y col., 1998) denominan a estos propioceptores como mecanoreceptores y los dividen en dos clases: de adaptación rápida (AR) y de adaptación lenta (AL). Cuando una articulación se estimula de forma continua mediante la presión o el movimiento, los mecanoreceptores rápidos (AR) disminuyen su señal al sistema nervioso central mientras que los AL mantienen al SNC "encendido". Parece ser que el movimiento articular se encontraría mediado inicialmente por los AR mientras que los AL serían responsables de informar al sistema nervioso central sobre la posición de la articulación y las sensaciones de la misma.
QUIMIORECEPTORES MUSCULARES
Estos receptores son sensibles a los cambios bioquímicos musculares. Alteraciones en la acidez muscular (modificaciones en la concentración de H+), en la cantidad de dióxido de carbono (concentraciones de CO2) y en la concentración de potasio (K+), suponen un potente estímulo de estos receptores. Se caracterizan por transmitir al SNC información acerca de la intensidad metabólica de la actividad muscular. Resultarán de especial relevancia para provocar un "feed-back" periférico para la regulación de la respuesta cardiorrespiratoria al ejercicio.
REFLEJOS NEURALES
Las contracciones reflejas del músculo esquelético se producen como respuesta a un estímulo sensorial, de forma inconsciente y carecen de regulación cerebral. El acto reflejo que se produce cuando retiramos la mano al tocar una plancha caliente sigue los siguientes pasos:
1) un nervio sensitivo manda un impulso nervioso hacia la médula espinal,
2) en la médula espinal se produce la excitación de interneuronas que estimularán a su vez a motoneuronas,
3) las motoneuronas, responsables de la inervación de los músculos que retiran la mano, se activan.
Al mismo tiempo, los músculos antagonistas de ese gesto se inhiben generando una actividad denominada inhibición recíproca. Este fenómeno suele ser concomitante con la situación en que los flexores o extensores de un lado del cuerpo se contraen o relajan de forma antagónica. Es decir, la contracción de un flexor del brazo derecho provocará la extensión del flexor del lado izquierdo ocurriendo el fenómeno inverso en sus oponentes.
Dado el interés sobre los factores responsables de la kinestesia articular, se ha dejado de lado el estudio de otros receptores, como los husos musculares y los órganos tendinosos de Golgi, que actúan como mecanismos de seguridad frente al estiramiento muscular.
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