jueves, 25 de abril de 2013

PROBLEMA COMUN EN LOS CORREDORES Y EN LAS PRE TEMPORADS


Periostitis tibial: qué es y cómo tratarla

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periostitis tibial

¿Qué es la periostitis?

La periostitis tibial es una lesión típica del corredor, consiste en la inflamación del periostio o membrana que recubre el hueso de la tibia. Se suele producir sobre todo en épocas en las que los corredores aumentan el volumen del entrenamiento, así, tanto impacto del pie contra el suelo hace que los músculos tibiales traccionen continuamente sobre su inserción ósea, creándose una vibración constante que hace que el periostico acabe por inflamarse.
Aunque en unos corredores esta lesión aparece por una deficiente técnica, en la mayor parte de los casos se corresponde con la inadaptación del periostio y músculo a tanto volumen de entrenamiento. Aunque existen periostitis tibial anterior y posterior, la anterior suele ser la más común, localizándose un dolor agudo en el tercio inferior, que a veces puede llegar incluso hasta la rodilla.
La periostitis es relativamente fácil de detectar, el día que salimos a correr y en el momento del impacto del pie contra el suelo notamos una ligera molestia en dicha zona, como un pinchazo, que poco a poco se va haciendo más molesta, llegando incluso a modificar la técnica de carrera y en los casos más graves molestando incluso al andar o con el simple hecho de subir escaleras.

¿Cómo tratar la periostitis?

Como toda lesión, la prevención es el mejor de los tratamientos y para ello debemos de pensar primero en el calzado y superficie donde corremos. Las superficies duras y calzado que absorbe poco los impactos hacen que el periostio vibre demasiado y con el tiempo acabe inflamándose, por eso la elección de unas zapatillas que absorban bien el impacto y no correr siempre por superficie dura es el primer medio de prevención que tenemos que poner.
Otro aspecto con el que podemos combatir a la periostitis es con los estiramientos antes y después de la carrera, para que el músculo tibial esté menos denso y a la hora de la contracción ésta pueda realizarse de manera fluida sin afectar demasiado al periostio.
Por supuesto llevar una planificación del entrenamiento adecuada es crucial. Si hace tiempo que no corremos y empezamos con grandes volúmenes (10-15 kilómetros), la periostitis no tardará en aparecer, aunque esto, como en todo deportista, también tiene su parte de genética, ya que hay deportistas en los que su periostio es más resistente y otros en los que se inflama con sólo mirarlo.
Una vez instalada la periostitis se recomienda aplicar hielo unos 15 minutos después de acabar de correr, para así bajar la inflamación, siguiendo con la aplicación de un masaje con una pomada antiinflamatoria. Lo más aconsejable es ir directamente al médico o fisioterapeuta, así diagnosticará la gravedad de la lesión y nos recetará el tratamiento más adecuado.
Si la periostitis no es muy molesta o es pasajera, muchos corredores recurren a los calcetines compresivos o bandas compresivas de esparadrapo en la zona tibial, para así tener más sujeta la zona y reducir la vibración que provoca la periostitis. Esto sobre todo es un remedio común a la hora de hacer una carrera y tener ligeras molestias los días anteriores.
En los casos más graves debe de cesar la práctica deportiva. Son casos en los que el deportista no ha hecho caso a la lesión y ha seguido con sus entrenamientos. Por eso la detección temprana es un punto importante para ganar la partida a la periostitis.

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