sábado, 4 de mayo de 2013

RESISTENCIA, FLEXIBILIDAD Y FUERZA 

La resistencia es la condición del organismo que permite realizar un esfuerzo durante un período prolongado de tiempo. Por un lado está la resistencia muscular localizada, que permite la ejecución de un ejercicio en el que interviene un grupo muscular, o de fondo, que requiere un desgaste mayor. 

Un buen ejercicio para mejorar esta cualidad es correr a un ritmo lento y continuado. Hay que intentar sincronizar los pasos con la respiración; dos pasos para inspirar y tres para expirar. Se puede comenzar con un tiempo de cinco minutos, e ir aumentándolo progresivamente cada semana dos o tres minutos. 

La flexibilidad es la capacidad de distensión de los músculos y de recobrar su forma primitiva después de la contracción. El juego normal de las articulaciones, ligamentos y tendones, así como la flexibilidad y elasticidad muscular, son indispensables para el mantenimiento de la actividad diaria. Para retenerla se pueden realizar lanzamientos o movimientos de circunducción. 

La fuerza del organismo permite desplazar una resistencia o ejercer tensión. Se puede potenciar mediante ejercicios isotónicos, en los que hay movimiento, o isométricos, que se basan en contracciones prolongadas contra una resistencia que iguala a la fuerza del grupo muscular involucrado. 

Destinadas a desarrollar el fortalecimiento de la espalda se pueden realizar estiramientos de brazos y piernas (juntos y por separado) con el pecho pegado al suelo o de pie con las piernas separadas. Si se quiere trabajar los tobillos y las piernas se pueden realizar flexiones o pequeños saltos continuados con los pies juntos.

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